En el contexto de edificios inteligentes, donde todo está optimizado, las puertas automáticas ocupan un lugar crucial. Ya no son simplemente una forma elegante de entrar y salir de un edificio; ahora son componentes integrales de sistemas de gestión de edificios inteligentes. Hoy en AFIPA hablamos sobre las puertas automáticas en los edificios inteligentes y los beneficios de su integración.

Puertas automáticas en los edificios inteligentes

En un edificio inteligente, las puertas automáticas pueden enlazarse con sistemas de seguridad avanzados que incluyen reconocimiento facial, huellas dactilares o tarjetas de acceso.

Esto no solo mejora la seguridad sino que también permite el seguimiento de quién entra y sale del edificio, una función útil tanto para la seguridad como para el rastreo en caso de una emergencia.

Por otro lado, las puertas automáticas en los edificios inteligentes pueden integrarse con el sistema de climatización para ayudar a mejorar la eficiencia energética. Por ejemplo, podrían programarse para cerrarse más rápidamente en días fríos o calurosos para minimizar la pérdida de temperatura.

Al mismo tiempo, las puertas automáticas también pueden ayudar en la gestión del flujo de personas, abriéndose más rápidamente durante las horas punta y ajustando su velocidad según el tráfico peatonal. Todo ello es posible gracias a sensores y algoritmos de aprendizaje automático.

Además de esto, las puertas automáticas suelen utilizar una serie de protocolos y estándares para asegurar una integración fluida con otros sistemas.

Es el caso del IoT (Internet de las Cosas), con sensores y controladores que se conectan a una red IoT, que a su vez se integra con el sistema de gestión del edificio.

También las interfaces de programación de aplicaciones permiten que las puertas automáticas se comuniquen con otros sistemas de software para una coordinación más efectiva.

En definitiva, la instalación de puertas automáticas en los edificios inteligentes contribuye a una mejora en prestaciones y seguridad de los mismos. Sin olvidar, claro está, la cuestión de la accesibilidad.