La estanqueidad se ha convertido en una característica esencial de las puertas automáticas en la arquitectura moderna. No solo se trata de una mera funcionalidad, sino que también se relaciona con aspectos como la eficiencia energética, la seguridad y el confort. Hoy en AFIPA examinamos hablamos sobre la importancia de la estanqueidad de las puertas automáticas y cómo se logra.

Qué es la estanqueidad de las puertas automáticas

La estanqueidad se refiere a la capacidad de una estructura o material para impedir el paso de fluidos, ya sean líquidos o gases. En el contexto de las puertas, significa evitar que el aire, el agua o incluso el ruido entren o salgan a través de ellas.

Beneficios de la estanqueidad en puertas automáticas

Por un lado, la estanqueidad de las puertas automáticas es positiva en cuestión de eficiencia energética. Así, una puerta con alta estanqueidad evita la fuga de aire caliente en invierno y de aire frío en verano, reduciendo así la carga en los sistemas de climatización y traduciéndose en un ahorro energético significativo.

Por otro lado, una buena estanqueidad garantiza que factores externos, como el viento, la lluvia o el ruido, no afecten la comodidad y el confort dentro de un edificio.

Además, la estanqueidad es fundamental en zonas propensas a inundaciones o fuertes lluvias. Una puerta estanca evita la entrada de agua, protegiendo el interior del edificio.

Finalmente, una puerta bien sellada es más difícil de forzar o manipular, ofreciendo una barrera adicional contra intentos de intrusión.

Cómo se logra la estanqueidad en puertas automáticas

Primeramente, depende de los materiales de sellado. Por eso, se utilizan juntas de goma o silicona de alta calidad alrededor de los bordes de la puerta para asegurar un sellado completo cuando está cerrada. Además, las puertas que tengan partes de cristal o vidrio, suelen diseñarse con doble o triple acristalamiento. Éstas ofrecen una estanqueidad superior al aire y al ruido.

Adicionalmente, algunas puertas automáticas están equipadas con sensores que detectan la presencia de agua o cambios de presión, cerrándose automáticamente para mantener la estanqueidad.

También el cumplimiento de las revisiones y mantenimiento periódicos aseguran que los sistemas de sellado funcionen correctamente y prolongan la vida útil de la puerta.